CIRCULAR 128
WELF UND WEIBLINGEN
Come sapete, le virtù oratorie di Checco inducevano i dirigenti delle Istituzioni più varie a chiedergli di pronunciare una conferenza; egli per lo più accettava, anche quando l'argomento non era fra quelli a lui più familiari. Fu il caso della Lectura Dantis del Canto X dell'Inferno, della quale esistono bozze di due versioni: una in italiano (la conferenza ebbe luogo alla Nuova Dante di Bs. Aires il 28 luglio 1956) ed una in spagnolo, pronunciata nel Centro Culturale Italiano di Olivos (luglio 1961) e successivamente, il 25 settembre 1965, nella Università di San Juan (capitale della omonima provincia argentina); evento, quest'ultimo, patrocinato dalla Sociedad Italiana Dante Alighieri. Ritengo che il nome di Checco fu suggerito agli organizzatori di San Juan dal Dr. Bruschi (docente di fisica?) e/o dal Dr. Copertini (docente di chimica?), quest'ultimo figlio di Spartaco Copertini, musicista emiliano vissuto a lungo a Firenze ed ivi sepolto, del quale restano, raramente eseguite, alcune interessanti composizioni. Spartaco fu sposo, in seconde nozze, della sorella della violinista Egle Papini, che formò un duo con Marisa mia madre. Il figlio del Copertini di San Juan, Paolo, nato a Firenze ed emigrato in Argentina verso il 1950, fu mio amico stretto per qualche tempo; anche Lucia e Fausto lo conoscevano e così Grazia, forse via Alitalia; poi perdemmo contatto. Suo zio, stranamente molto più giovane di Paolo perché figlio della seconda moglie del musicista, mi dissero che faceva il liutaio e che aveva una bottega a Firenze, nei pressi di Piazza dell'Annunziata: se qualcuno ci si dovesse imbattere, gli porti i miei saluti, ricordandogli che lo conobbi fanciullo. Aggiungo che questa famiglia Copertini, in tutti i suoi membri, sempre dette mostra di un umorismo acuto, connaturato, direi quasi radicale, che rendeva la loro compagnia altamente educativa, nonché spassosa.
Il voluminoso allegato di questa circolare è il testo della conferenza in spagnolo, da me messo a pulito ricavandolo dalle bozze. Presumo che ognuno di voi abbia facile accesso ad un testo della Comedia, requisito indispensabile alla comprensione della conferenza. Eventualmente, acquistatene una copia alla Dante Alighieri.
Il motivo per il quale ho scelto per l'appunto questa, fra le molte conferenze di Checco, è che sembrava che potesse essere letta da Mariella in una commemorazione di Dante che avrebbe dovuto aver luogo a Mérida il gennaio scorso: ma l'evento fu poi rimandato o forse addirittura cancellato. Peccato, perché il testo, soprattutto se lo si considera come una conferenza e non come un articolo, ha pregi singolari, non solo espositivi, ma anche di interpretazione del Canto (sia dal punto di vista della esegesi che della estetica). La sua lettura in pubblico avrebbe costituito un commovente omaggio alla memoria di Checco.
1 marzo 2003, ma distribuita nel febbraio 2004
Per: Alex, Carla, Eric, Gabriele, Lorenzo, Luly, Mariella, Tati.
Copie per: Antonio (Osorio), Fausto, Lucia, Nené (Arena).
ALLEGATO:
LECTURA DEL CANTO DÉCIMO DEL INFIERNO
Puede que la mayoría de mis cordiales oyentes sean italianos, pero los hay indudablemente también de habla no italiana ... y es el idioma de Cervantes el que todos entendemos y todos hablamos: bien, menos bien o ... mal, pero entendiéndonos unos a otros. En última instancia, además, es este magnífico lenguaje español el que se habla en esta tierra que nos hospeda a todos.
Ustedes recorrerán conmigo un poco los senderos de la poesía, un poco los del italiano, cordialmente, como entre amigos: que Ustedes como tales deseo considerarlos.
El idioma - como las artes figurativas, la música, las danzas (o más que todas ellas) - es síntesis certera del nacimiento y la vivencia de un pueblo. En el idioma van las voces reunidas y filtradas por el tiempo: pasado y presente y las muestras anticipadas del futuro. ¿Y quién mejor que el poeta, artista conciso del lenguaje, daría pleno testimonio del idioma?
¿Quién mejor que Dante dará testimonio de la excelencia armoniosa y fuerte de nuestro italiano, cuando a poco de nacer tuvo en el '300 la prodigiosa, prepotente, audaz y sintética fuerza de los jóvenes?
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Nació el Poeta en Florencia el 14 de mayo de 1265, fue poeta a los 18 años, combatiente, PRIORE, es decir dignatario de la República Florentina por tres meses en el año 1300. Exilado luego él, de la facción de los Guelfos Blancos, por los Guelfos Negros imperantes, viajó a París y probablemente a Oxford. Fue huésped de familias ilustres de Italia y finalmente, en Ravenna, de Guido Novello da Polenta. En Ravenna murió y fue sepultado en setiembre de 1321 a los 56 años de una vida ni feliz ni próspera.
Sus obras en vulgar, es decir en italiano, son: la Vita nuova, il Convito, le Rime, la Comedia, posteriormente denominada Divina por su excelencia.
El tema de la lectura de esta tarde será el Canto Décimo del Infierno en su texto original. Pero antes de su lectura escucharán un comentario explicativo en castellano. La lectura se hará en su texto original.
Es cierto: las traducciones al español no son pocas. Les recuerdo una de Bartolomé Mitre, una de Francisco Soto y Calvo, otra de Antonio Luis Berruti. ¿Son buenas? Qué contestar... Es que si Dante fue grande y si por sus conocimientos teológicos, históricos, matemáticos, astronómicos, musicales, humanos mereció el apelativo de Aristóteles moderno, fue grande sobre todo porque siempre y sobre todo fue artista.
Se había propuesto versificar una grandiosa estructura trazada según un plan riguroso. Debía por ende encontrarse con tremendas ataduras. Salió del paso sin que el plan sofocara el libre vuelo, sin que la poesía quedara aprisionada en el marco rígido de lo preconcebido, de lo necesario, de lo puramente expositivo.
Escribió en la Comedia más de 14000 endecasílabos y si es difícil encontrar alguno que no sea admirable, más dificil aún resulta desconocer la estupenda construcción de la mayoría de ellos, algunos de los cuales son conocidos y repetidos con conmovedora imprecisión fonética por bocas de todo el mundo.
Los traductores de la Divina Comedia merecen mucha consideración por su amoroso trabajo. Enfrentaron grandes dificultades al traducir las locuciones sumamente comprimidas por el Poeta; al interpretarlas, al referirse a una época del lenguaje muy alejada en el aspecto histórico, religioso, filosófico, político, cultural ...humano. ¡Agréguese que tuvieron que respetar la obligación del metro y la rima!
Tantas dificultades fueron salvadas por ellos con éxito alterno. A veces desvirtuaron o tergiversaron, emplearon a menudo locuciones de su siglo - el 800, y de ahí surgió un condenable anacronismo - o bien tuvieron la (absurda) pretensión de buscar solución a esas sutiles ambiguedades que el poeta no dejó sino PUSO en la Comedia. Aún el más culto, el más enamorado y fiel traductor debería dar fatalmente con su propia insuficiencia poética; se quedaría chico, en una palabra.
Y es que el arte es por sobre todo forma o si queremos forma dada a una substancia; en arte no cuenta el cuento, más bien vale la manera del cuento.
En el Canto X encontraremos tres versos que Virgilio pronuncia dirigiéndose a Dante y aludiendo a Beatriz en el Paraíso. El significado es más o menos el siguiente: Cuando estarás frente a la dulce luz de aquella cuyo hermoso ojo lo ve todo, por ella conocerás el viaje de tu vida (el presagio de tu vida).
Y se lo dice así:
QUANDO SARAI DINANZI AL DOLCE RAGGIO
DI QUELLA IL CUI BELL'OCCHIO TUTTO VEDE
DA LEI SAPRAI DI TUA VITA IL VIAGGIO.
Voy a leer los tres versos en tres distintas traducciones, y podrán Ustedes juzgar qué queda de tanta belleza.
Berruti:
Cuando te envuelva el resplandor divino
de los ojos de aquella que ve todo
has de ser sabedor de tu destino.
Soto y Calvo:
Cuando te enfrentes al rayo que desprende
aquella cuyos ojos todo aclaran
sabrás cuánto hoy tu ingenio no comprende.
Mitre:
Cuando el ojo te alumbre, dulcemente
de la que ve en el viaje de tu vida
tú sabrás tu destino ciertamente.
Dante:
(Ripetere i versi)
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El Canto X de los herejes es uno de los más dramáticos de la Divina Comedia y nos transportará a todos -virtualmente- al reino de las sombras. Condena de los herejes es la sepultura en tumbas encendidas, cuyas losas, levantadas, se cerrarán sobre su triste carga a su debido tiempo, ocultándolo todo pues la herejía es pecado oculto.
A pesar del tema y el ambiente ultraterrenal, prevalece en este Canto sobre la sombra infernal el destello de las cosas presentes pasadas y futuras de la Tierra. Florencia, patria del Poeta y de los dos condenados protagonistas, las luchas civiles, sangrientas y alternas de los Guelfos partidarios de los pontífices y los Gibelinos partidarios de los emperadores, los odios, las matanzas, las destrucciones son el fondo contra el que se perfilan los espíritus de Farinata degli Uberti y Cavalcante Cavalcanti.
En el sexto círculo del infierno se castigan los herejes, atormentados por el fuego eterno; el infierno más legítimo.
Cerca de los muros de la ciudad infernal -Dite- hay un llano angosto que corre a la redonda y termina en un barranco que baja al báratro.
En el llano están las tumbas ardientes en las que se castigan los pecadores de la secta de los epicúreos a quienes Dante coloca en esta antesala de la sima infernal debido a que considerando ellos el alma como mortal negaron implícitamente el más allá y por ende un Dios de justicia que castiga y premia. No pecaron en contra del dogma del Dios de los cristianos, sino negaron la existencia misma de Dios, y así negaron la fe.
Sufren castigo en sus sepulturas encendidas, pero se cerrarán del todo y todas después del Juicio Universal, cuando sobre los pecadores se cerrará el tiempo para siempre.
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Dante y Virgilio se encuentran frente a la ciudad infernal el 9 de abril del año 1300 a las 2 de la madrugada. "Pudimos entrar" dice Dante en el Canto IX, "pudimos entrar en la ciudad sin que hubiera oposición y yo que tenía deseo de ver qué encierra la fortaleza, en cuanto estuve en ella miré todo a mi alrededor y de cada lado veo una extensa campiña llena de dolor y de duro tormento. Como en la ciudad de Arles, a orilla del Ródano, y como en la ciudad de Pola, cerca del Quarnero que marca los límites de Italia bañados por el mar, las muchas sepulturas diseminadas por el terreno lo hacen desparejo, así lo hacían aquí en el infierno por todas partes los sepulcros, pero de manera mucho más amarga pues en las tumbas ardía un fuego que las encendía de tanto calor que más no necesitaría el herrero para su arte de forja. Todas las lápidas estaban levantadas y se oían salir de las tumbas lamentos tan desgarradores que parecían ser los de pobres criaturas torturadas. Y yo le pregunté a Virgilio: ¿Quiénes son las gentes sepultadas en esas tumbas que se hacen escuchar con suspiros tan doloridos? Y Virgilio: Aquí están los heresiarcas con sus secuaces de cada secta y las tumbas están llenas más de lo que tu puedas pensar. Están sepultados secta por secta y según el caso las tumbas están más encendidas o menos. Después Virgilio giró su persona y empezó a caminar hacia la izquierda; pasamos entre los sepulcros y el muro de la ciudad".
[LETTURA dei versi 106 al 133 del Canto IX]
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ARGUMENTO DEL CANTO X (9 de abril 1300 a las 2 de la madrugada)
"Virgilio, mi maestro, va ahora por un angosto sendero entre los muros de la ciudad de Dite y las tumbas donde se torturan a los herejes, y yo le sigo.
Le dirigí mi palabra diciendo: O sumo virtuoso que eres mi guía por los círculos del infierno, contesta satisfaciendo mi deseo. La gente que yace en las tumbas, ¿podríase ver? Las tapas están levantadas y nadie vigila.
Y Virgilio contestó: Se cerrarán sellando las tumbas cuando los herejes volverán de Josafat al recobrar la forma humana que dejaron arriba en el mundo. Este es el cementerio de Epicuro y de sus secuaces, quienes consideraron el alma mortal como el cuerpo. En lo que se refiere a tu pregunta quedarás satisfecho de inmediato y también satisfecho por algo que no dijiste.
Y yo entonces replico: Mi buen duque, si a veces contengo mi pensamiento, sólo lo hago para no importunarte y tu ya en otra oportunidad me retaste por haber hablado demasiado.
De repente, de uno de los sepulcros se levantó una voz que dijo: O toscano que vas -vivo- por la ciudad del fuego, hablando con tanta reverente honestidad, ¡plázcate demorar un rato! Tu acento me revela que eres oriundo de aquella noble patria a la cual resulté quizás demasiado molesto [Florencia].
La palabra y el tono de la voz me amedrentaron [dice Dante] y temeroso me acerqué un poco más a Virgilio y este me dijo: ¿Qué haces? Mira a Farinata, de pie, erguido en su tumba, a quien podrás ver desde la cintura para arriba.
Yo [dice Dante] ya tenía mi mirada fija en el rostro del pecador que estaba erguido y parecía tener el infierno en gran desprecio. Las animosas y rápidas manos de Virgilio me empujaron entonces, guiándome entre los sepulcros hasta el de Farinata, mientras me decía: Que tus palabras sean contadas.
En cuanto llegué al pie de su tumba, el pecador me miró un poco y luego casi desdeñoso me preguntó: ¿Quienes fueron tus antepasados?
Yo, como deseoso de obedecerle, no le oculté nada, se lo contesté todo y con toda franqueza, de manera que él, levantando un poco las cejas replicó: Ellos fueron fieramente adversos a mí, a mis antepasados y a mi facción, así que los dispersé por dos veces.
Si ellos fueron exilados [replica Dante] es cierto también que volvieron de todos lados, la primera vez y la segunda, pero los vuestros no aprendieron bien ese arte [de volver].
Entonces apareció una sombra, al lado de la de Farinata, creo que estaba arrodillada pues sólo le llegaba al mentón [es el alma de Cavalcante Cavalcanti]. Miró atentamente a mi alrededor como buscando a alguien más, pero en cuanto no tuvo más duda de que yo estaba solo, dijo llorando: Si es que tu vas por esta ciega cárcel debido a la altura de tu ingenio ¿Por qué no está contigo mi hijo? ¿Y dónde está él?
Y yo a él: No he venido solo; aquél [Virgilio] es mi guía por estos lugares y quizás vuestro Guido no le tuvo todo el aprecio que se le debe.
Las palabras escuchadas y la pena sufrida por el condenado me habían claramente indicado cuál fuera su nombre y por ello mi respuesta fue tan pronta.
El pecador se irguió y gritó: ¿Cómo dijiste? ¿No le tuvo? ¿Acaso dejó él de vivir? ¿Acaso el dulce sol no hiere ya sus ojos?.
Al darse cuenta de que yo demoraba en contestarle, [el pecador] cayó de espalda y no reapareció más.
Pero el otro, magnánimo, por el cual me había detenido, no cambió su aspecto, no movió su cuello, ni inclinó su persona y continuando su primer decir replicó: Si ellos no supieron volver, ello me tortura más que este lecho. Mas ya antes de que la señora que aquí reina [Proserpina, o sea la Luna] haya mostrado su cara por cincuenta veces, tú mismo sabrás cuán penoso es el arte de querer volver a su propia tierra, y no poder hacerlo. Deseándote ahora que tú puedas volver arriba, al dulce mundo, dime: ¿Por qué tu pueblo es tan cruel con los míos en todas sus leyes?
Y yo le contesté: El estrago y la matanza de los Florentinos, cuya sangre enrojeció las aguas del rio Arbia, motiva leyes tan severas dictadas en nuestras aulas o templos.
Farinata suspiró, meneó la cabeza y continuó: No fui yo solo la causa de ese estrago ni sin un serio motivo me habría metido con los otros. Pero sí fui el único que, cuando por todos se propuso arrasar Florencia, la defendí a rostro abierto.
Entonces yo dije: Deseo que algún día puedan vivir tranquilos vuestros descendientes y os ruego me aclaréis una duda que obscurece mi entendimiento. Me parece que vosotros del infierno veis, si lo he bien entendido, las cosas por acontecer y en cambio no las del presente.
Me contestó: Vemos, como el hombre que no tiene buena vista, las cosas alejadas; en efecto conocemos el futuro deduciéndolo de sus causas, pero cuando las cosas se nos acercan en el tiempo, nuestra inteligencia se torna vana, así que si alguien no nos cuenta, nada sabemos de vuestra condición presente.
Asimismo puedes entender que nuestro conocimiento se apagará del todo a partir del momento en que se cerrará la puerta del futuro [después del Juicio Universal, cuando el tiempo no será ni presente ni futuro pues será eterno].
Por lo tanto yo, consabido ahora de mi culpa, repliqué: Diréis pues a aquel caído compañero vuestro que su hijo está con vida y que si no contesté su pregunta, fue pensando que lo sabía, pues estaba en la duda que ahora se disipó a través de vuestra palabra.
Pero ya Virgilio me llamaba y por lo tanto rogué al espíritu de Farinata que me dijera -apurando- quiénes estaban con él. Me contestó: Estoy con más de mil condenados, está Federico segundo, está el Cardenal y callo el nombre de los otros.
Luego volvió a sumergirse en su tumba y yo caminé hacia el antiguo poeta pensando en esas palabras proféticas que me habían parecido enemigas [alude a la profecía de Farinata sobre el próximo destierro del Poeta].
Virgilio reanudó la marcha y andando me preguntó: ¿Por qué estás tan despavorido? Y yo le contesté.
Con autoridad Virgilio replicó: Recuerda el presagio de Farinata que oíste hace poco y ahora escucha bien -y levantó su dedo- Cuando estarás frente al dulce rayo de aquella cuyos hermosos ojos todo lo ven [Beatriz en el Paraíso], de su voz conocerás cuál habrá de ser el curso de tu vida.
Luego dobló a la izquierda, dejamos los muros y nos dirigimos hacia el centro por un camino que lleva a un valle cuyo olor ponzoñoso llegaba hasta nosotros."
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Antes de la lectura, veamos ahora algo del ambiente y los personajes evocados por los protagonistas del Canto.
CUADRO HISTORICO
Manente degli Uberti, apodado Farinata, Gibelino y por ende hereje, tuvo parte en el destierro de los Guelfos del año 1248, ayudado por Federico segundo. Los Guelfos regresaron a los tres años (en 1251) y Farinata fue obligado a alejarse de su patria en 1258, reparando en Siena: ciudad a 80 km de Florencia. Elegido jefe de los desterrados, tomó parte en la sangrienta y despiadada batalla de Montaperti el 4 de setiembre de 1260, que significó la derrota de los Guelfos a obra de los Gibelinos y los de Siena.
En el consejo de Empoli los ganadores decidieron la destrucción de Florencia, destrucción que por lo menos en los bienes, las riquezas y las casas de los Guelfos se llevó a cabo, a pesar de la noble pero estéril oposición de Farinata.
Este regresó a Florencia y en Florencia murió en 1264.
A fines de 1266, después de otra ruinosa derrota de los Gibelinos en la batalla de Benevento, volvieron a Florencia los Guelfos.
En 1280 hubo por fin paz entre los dos bandos, se permitió la vuelta de los Gibelinos, pero excluyendo del perdón a 60 familias entre las cuales figuró la de los Uberti, descendiente de Farinata, quién ya había fallecido 16 años antes.
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Los personajes del Canto son tres o mejor cuatro pues a Farinata, Cavalcante y Virgilio se suma el mismo Dante.
Las otras figuras reales o imaginarias recordadas en el Canto, aparecen en este orden:
Epicuro, Guido Cavalcanti, Prosérpina, Federico segundo, el Cardenal Ottaviano degli Ubaldini, Beatriz.
- El Cardinal Ottaviano degli Ubaldini, muerto en 1273, de tendencia Gibelina -a pesar del hábito- creyó en la mortalidad del alma, por eso es hereje.
- Beatriz. Se la cita por Virgilio con referencia al canto XVII del Paraíso, donde guiará a Dante en la Estrella de Marte, impulsándolo a solicitar de su antepasado Cacciaguida la profecía de su futuro.
- Epicuro, filósofo nacido en Atenas en 342 A.C. Fundador de la escuela epicúrea, que considera la voluptuosidad como el mayor de los bienes y proclama que el alma perece con el cuerpo.
- Federico II. Hijo de Federico Barbarossa, nacido en 1194, emperador, Gibelino, muerto en 1250, poeta, hereje, favorable más bien a los árabes que a la Iglesia, antipapista, creyente, según Dante, en la mortalidad del alma.
- Prosérpina. Figura mitológica, mujer de Plutón, hermano de Júpiter y rey del Infierno. Simboliza la Luna. Según el mito ella pasa parte del tiempo en la oscuridad de las profundidades y parte asomándose a la luz. Por ello Dante poeticamente la identifica con la Luna a raíz de sus fases.
- Guido Cavalcanti. Hijo de Cavalcante, Guelfo. En 1267, tres años después de la muerte de Farinata -bien Gibelino, como sabemos- se casó con la hija de él, siendo esta boda una de las que se combinaron para llegar a la pacificación de los dos bandos. Fue político y faccioso. Se le desterró en 1300 y murió en el exilio cuando ya había obtenido el perdón y estaba por regresar a Florencia. Dante, como dignatario de Florencia, porque antes de decretársele por los adversarios el destierro Dante fue PRIORE, participó en decretar ya sea el destierro ya sea la condonación -desafortunadamente tardía- del amigo. Este fue poeta de exquisita elegancia y amigo fraterno de Dante. Escribió en vulgar, es decir en italiano, abandonando el latín de Virgilio - cosa esta que Dante recuerda al padre en su coloquio en el Infierno.
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El Canto X se compone de 136 versos, 90 de los cuales se refieren a los diálogos de los cuatro protagonistas. Suele decirse y quizás sea cierto que el personaje principal es Farinata; sin embargo, implícito o explícito, hablando o callando, siempre está presente Dante. Si esta presencia del Poeta necesitara ser destacada, bastaría con señalar cuán variados son los matices de su sentir en los 30 versos que a sí mismo se dedica en el Canto X.
Farinata es con mucho figura de gran vigor, bosquejada magistralmente; en él dominan dos o tres facetas primarias que esbozan su ser como modelándolo en piedra fuerte inadecuada para formas sutiles. Dante en cambio lo vemos estructurado con un juego variado que recorre toda una gama de actitudes sumamente articuladas. El resultado es que NO Dante, sino la narración, las figuras y el sentir de los otros aparecen mágicamente definidos.
Esto es evidente con respecto a Farinata, pero también a Cavalcante, cuya figura, apenas delineada, toma cuerpo como de reflejo, a raíz de lo que piensa y dice de él el Poeta.
Vemos a Dante, sucesivamente: curioso, ansioso, temeroso, cauto, reticente, amedrentado, reverente, ofendido, iracundo, violento, sarcástico, contrito, aterrorizado y quien busque y halle la causa de tantos cambios, deduce, sin advertirlo, cosas que atañen a los caracteres de los otros, a los acontecimientos, al ambiente: cosas todas que el Poeta no describe ni cuenta y prefiere en cambio definir concisamente el efecto que todas producen en él y por supuesto -agregaremos- en nosotros.
Curioso, Dante, deseoso de hablar con algunos de los herejes Florentinos (y su secreta aspiración es la de encontrar a Farinata) emplea con Virgilio cierta reticente diplomacia que el maestro descubre y en seguida le reprocha. Dante pide en seguida perdón, pero también se desquita y recuerda a su cicerón que en otra oportunidad fue por él reprochado por demasiado pedir y mucho hablar...y Virgilio entonces prudentemente deja.
Cuando Dante escucha la voz poderosa de Farinata, el terror lo domina y se acerca casi temblando a Virgilio. Este lo reanima y lo guía hasta la tumba del réprobo. Dante queda subyugado por la imperiosa figura y el tono del condenado; soporta que él lo tutee a pesar de que siempre él (Dante) se le dirige con "vosotros" y "vuestro", es decir en segunda persona pero plural. Para Dante, Farinata es el magnánimo a quien el tiempo transcurrido (Farinata muere en 1264, un año antes de que nazca el Poeta) ha otorgado dimensiones míticas, es el héroe con sus atributos de grandeza y de fuerza, hasta de fuerza despiadada. No obstante, cuando el condenado injuria a los antepasados de Dante "de manera que por dos veces los dispersé", el Poeta, dominado por el resentimiento, toma la defensa de sus antepasados Alighieri y responde sarcástico y cruel. Es que en sus palabras Farinata había aludido a las derrotas sufridas por los Guelfos en 1248 y 1260, ambas seguidas por el destierro impuesto a los vencidos por los Gibelinos victoriosos. Dante replica que sin embargo los desterrados VOLVIERON a Florencia ambas veces, L'UNA E L'ALTRA FIATA, pero los de Farinata no supieron hacerlo. En efecto el diálogo corre en el año 1300, veinte años después de la conciliación de 1280 que dejó en el destierro a las 60 familias de Gibelinos, entre ellas la de los Uberti; sin patria y sin bienes. Farinata recibe en silencio el impacto, pero al poco tiempo, después de la breve aparición de Cavalcante, se toma su buena venganza y predice al poeta que en el plazo de 50 lunas- es decir aproximadamente 4 años- él mismo experimentará, en carne propia, desterrado como se hallará, cuán PESADO es el arte de querer regresar a su tierra y así indirectamente le da a conocer que no podrá volver. Es ahora Dante que cede y reacciona reprochando a Farinata por haber provocado el estrago de los Florentinos hasta dejar ensangrentadas las aguas del río Arbia [en la batalla de Montaperti].
Los dos, después del cambio de golpes, han descargado su violencia: Farinata ha conocido la fuerza del Florentino Dante y el coloquio, como siempre pasa después de las palabras fuertes entre adversarios nobles, se torna más apacible. Dante lo aprovecha para R0GAR a Farinata que le aclare si los condenados conocen las cosas del mundo y el otro le contesta con claridad y agrega que después del Juicio Universal morirá para los pecadores el tiempo y todos los conocimientos y se lo dice en tres versos de tragedia: será el único momento en que Farinata le tiene miedo al más allá.
Dante encarga al héroe un mensaje para Cavalcante y es de presumir que su deseo se cumplirá. Luego le pregunta por los condenados que le acompañan en su castigo; Farinata cita secamente a dos de ellos, luego, sin nada agregar, desaparece, se hunde en su fuego, tan desdeñoso como cuando apareció.
Virgilio retoma el camino y Dante le sigue, preocupado, perdido, por el presagio funesto de su próximo exilio; el Duque lo consuela y logra reanimarlo con la visión celestial de Beatriz.
VIRGILIO
El maestro, el DUCA, el antiguo poeta, se presenta en el Canto X como siempre lleno de autoridad, perspicaz y como siempre apurado; cosa muy lógica en quien tenga que guiar a Dante en un viaje tan largo que incluye la bajada al infierno, el cruce por el centro de la Tierra asomando por las antípodas, la escalada a la montaña del purgatorio, la subida a los cielos hasta la gloria de Dios, acompañado por Beatriz; todo incluido entre el 8 y el 14 de abril, viéndolo todo, conversando con muchos personajes en cada uno de los tres reinos del más allá.
Virgilio es también como siempre cicerón y cicerón un tanto doctoral, pero que es poeta y humano lo revelan los tres magníficos versos en que se refiere a Beatriz: QUANDO SARAI DINANZI AL DOLCE RAGGIO - DI QUELLA IL CUI BELL'OCCHIO TUTTO VEDE, - DA LEI SAPRAI DI TUA VITA IL VIAGGIO.
CAVALCANTE CAVALCANTI
Figura humilde del canto, la que Dante contrapone al altanero perfil de Farinata. Sólo se preocupa por el hijo; quiere saber si está vivo y si es famoso: en cuanto Dante demora la respuesta, cree que su Guido ha muerto y desesperado desaparece.
Dante lo elimina de la escena, casi diría lo liquida, con un verso de soberbia concisión cuyo significado es "cayó de espalda y no reapareció más afuera" y cuyo texto es: SUPIN RICADDE E PIU' NON PARVE FUORA.
El personaje es secundario, sin embargo es relevante su figura, bosquejada con pocos trazos.
Los acentos desesperados del pecador cuando supone muerto a su hijo se mezclan con sus lágrimas, conmueven a Dante y nos conmueven pues habla el dolor de un padre sobre la creída desventura del hijo.
Cavalcante fue Guelfo, pero hereje y epicúreo. Hombre público, fue PODESTA' de Gubbio, pequeña ciudad del centro de Italia, exilado después de la batalla de Montaperti, se le destruyó la casa y se le privó de toda propiedad (riqueza) y derecho. Su hijo Guido casó con una hija del mismo Farinata.
FARINATA
Es este el gigante del canto que está compuesto todo alrededor suyo, otorgándole por contrastes de luz y sombra dimensiones inusitadas de magnánimo. Y magnánimo en sentido heroico es el Farinata de Dante a pesar de su pasado faccioso y despiadado.
Está en el Infierno debido a su herejía epicúrea y NO por su crueldad de guerrero, de manera que el ciudadano Dante lo condena como hereje, pero luego que lo absolvió en cuanto faccioso. Además, como el propósito es el de magnificar la grandeza de este héroe del 300, Dante ni siquiera menciona el pecado de herejía que le merece el fuego eterno.
Farinata, desdeñoso y violento de entrada, va paulatinamente ablandándose -hasta suspira- reconociendo en parte sus excesos. Se da cuenta de que el desconocido toscano que le habla debe de ser magnánimo él también, lo ubica, le dice o le recuerda que en el consejo de Empoli fue él, él sólo quien intentó salvar Florencia de su destrucción: MA FU'IO SOLO, COLA' DOVE SOFFERTO - FU PER CIASCUN DI TORRE VIA FIORENZA - COLUI CHE LA DIFESE A VISO APERTO. Que Dante sepa y refiera arriba, en el dulce mundo.
Si se muestra cruel con Dante cuando le pronostica su próximo exilio y le insinúa que no habrá esperanza de regreso...hay que reconocer que el Poeta lo ha provocado y, a la postre: si Farinata está ardiendo !!por algo será!!
Sin embargo, cuando el Poeta da a su decir un tono respetuoso, el condenado contesta con cierta cordialidad y hasta contesta sobre los otros condenados que con él comparten el fuego eterno; contesta, aunque molesto pues las cosas del averno no interesan mayormente a su irreductible soberbia.
Mientras Dante y Cavalcante conversan dramáticamente, Farinata permanece inmóvil e impasible, del todo ausente. Los dos hablan de Guido, esposo de su hija, y el magnánimo ni baja su mirada. Para hacerlo, él, tan erguido, debería inclinar su cabeza y doblar el busto. No lo hace: NE' MOSSE COLLO NE' PIEGO' SUA COSTA.
Ni ve ni escucha, no advierte el llanto de su consuegro, sólo medita sobre las últimas palabras que le dirigió el Poeta y en cuanto desaparece su pariente estallan súbitos su dolor y su furor por la desgracia de sus compañeros todavía exilados. No se queja de la pena tremenda y eterna que lo castiga, pero sí de las penas que sufren en la Tierra sus antiguos secuaces.
La figura de Farinata es tan poderosa que casi podría culparse al Poeta por haberla dibujado más grande y terrible que el mismo infierno. Es como si este fuera el escenario y Farinata el actor. Vemos allá en el fondo proyectado sobre una pantalla un tremendo gigante iluminado por las llamas que surgen de su sepulcro de fuego, alta la frente, alto el pecho, desdeñando el infierno y sus tormentos: ED EL S'ERGEA COL PETTO E CON LA FRONTE - COM'AVESSE L'INFERNO IN GRAN DISPITTO.