CIRCULAR 127
ETIMOS
Anoche, tras el concierto de Ana Bayá Casal ("Amor de mujer" de Schumann, espléndido), nos reunimos en lo de Lucía. Había una óptima cena, con un pan excelente amasado por la dueña de casa. Bebidas sobraban, porque la mayoría de los veinte (aprox.) invitados no había llegado de manos vacías.
Terminada la cena (o sea al seguir con el vino), los asistentes se separaron espontáneamente en dos grupos: los músicos en la cocina, de donde nos llegaban el canto y los acordes de la guitarra de Gustavo (Iraldi), los otros (dos Alonso, dos Arena, Grazia y yo) conversando en el hall, donde estaba la mesa principal.
Los Alonso han regresado hace poco tiempo de un viaje a Italia (Venecia, Florencia, Roma y algunas ciudades menores) y seguían embelesados por los paisajes, monumentos y museos, así como por el descubrimiento que Italia participa de la cultura global menos de lo que pueda temerse. Entre sus hallazgos, la literatura siciliana contemporánea (en idioma italiano), por ejemplo Sciascia, Bufalino, otros, cuya lectura nos fue recomendada por Alonso. Otro tema de fondo surgió del reconocimiento de Taylor y Ford como iniciadores de la evolución del mundo hacia su presente textura y de como la revolución rusa, a través de Stalin (Stakanovismo), hizo propio el nuevo credo estadounidense.
Nuestra noche concluyó, quizás algo inmadura, por el agotamiento mío (Marathón del Hospital Italiano), de Nené, de Grazia, no sin que antes se afrontase un tema etimológico de relevancia: el origen de la palabra "gato" (gatto, chat, cat, katze etc). A pesar de su educación clásica, ni uno de los seis tertuliantes supo decir con certeza cómo se traduciría al Latín el aviso que se exhibe en la puerta de calle de la casa de Lucía ("Attenti al gatto", irónico remedo del clásico "Cave canem"). Arriesgué un nominativo "felix", que resultó errado por mis compulsas posteriores: el término es "feles (o felis), felis", por lo tanto: "Cave felem". Queda por aclarar de donde provienen la palabra española "gato" y sus emparentadas en otros idiomas. Aparentemente en Latín preclásico se usaba el término "cattus, catti", quizás derivado de "cavea" (jaula). Al importarse el gato doméstico (desde Egipto), quizás por no entender que se trataba del mismo animal se le llamó "feles, felis", y "cattus", que se transformó en "catus, cati" y sucesivamente en "catulus, catuli", pasó a designar el feto o el bebé de cualquier animal, especialmente del perro, del león y del gato ("catulus feles", de donde el significado original del término regresa al latín tardío), como en Ovidio: "ad cubilia et catulos ferarum bestiarum ire".
Valete,
Aldo, 23 Noviembre 2003, cumple de Mariela.
Para: Mariela, Gabriel, Luciana, Carla, Eric, Alex, Lorenzo, Tatiana c/c Cónyuges Alonso, Cónyuges Arena, Ana, Lucia, Grazia.